Resistir a la tentación no es una tarea fácil cuando se trata de hacer dietas o simplemente evitar los alimentos que engordan. Todos hemos tenido victorias y fracasos en ese campo. Entonces, ¿de qué depende que en algunas ocasiones logremos resistirnos a la tentación y en otras, no?
Resistir a la tentación no es una tarea fácil cuando se trata de hacer dietas o simplemente evitar los alimentos que engordan. Todos hemos tenido victorias y fracasos en ese campo. Entonces, ¿de qué depende que en algunas ocasiones logremos resistirnos a la tentación y en otras, no?
Hay varios factores que inciden en la decisión de ceder a la tentación o resistirla.
Señales ambientales:
Las comidas tentadoras tienen características, como su olor y apariencia, que se han asociado con la satisfacción que produce comerlas.
Cuando estas señales están presentes, se puede sentir el impulso de comer algo, para obtener satisfacción. Aunque esto parezca obvio porque lo experimentamos a diario, es importante porque si un olor provoca en nosotros la tendencia a comer algo, debemos empezar a esforzarnos por resistir la tentación.
Cada señal nos impulsa a comer con diferente fuerza, la fuerza de la señal será mayor entre más grande sea la relación biológica entre el alimento y la señal. Por ejemplo, percibir el olor de una comida o ver a alguien comiéndola puede hacer que sintamos más deseos de comerla que si la vemos. En este caso, como especie tenemos el instinto de elegir los alimentos que otros eligen para evitar intoxicaciones y el olor está fuertemente asociado al sabor que es el que nos da parte de la satisfacción de comer.
Hay señales que no son características del alimento. Como, una hora del día, un lugar específico, o una acción propia. Por ejemplo, si está acostumbrado a comerse un helado en las tardes (una hora), al llegar la tarde puede sentir muchas ganas de comer helado, o si siempre va a la tienda después de almorzar y compra una chocolatina (una acción propia), una vez almuerce puede sentir unos fuertes deseos de comerse una.
Entonces, el primer factor ambiental que influye en la tentación es la fuerza que tenga la señal para tentarnos y la cantidad de señales presentes.
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